Nosotros, Señores del Hiperespacio

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El universo seguirá expandiéndose para siempre en un quejido cósmico alcanzando temperaturas próximas al cero absoluto, o bien se contraerá en un furioso colapso, el big crunch. Morirá bien en hielo, bien en fuego y, en cualquier caso, toda clase de vida inteligente desaparecerá.

No resulta muy alentador, pero ya los científicos discuten una posible solución. De la misma manera que encuentran una salida al colapso de nuestro sistema solar (abandonando el hogar de nuestros ancestros), imaginan caminos intransitados para que una especie inteligente, dentro de miles de millones de años, pueda dar un salto a otro universo.

Un universo congelado o en llamas

Con el tiempo, las estrellas agotarán su combustible nuclear y morirán, convirtiéndose en masas muertas de materia nuclear. Serán agujeros negros, estrellas de neutrones o estrellas enanas frías. Todo se congelará, llegando al cero absoluto, pero incluso en un universo desolado y frío, existen los agujeros negros. Según Hawking, los agujeros negros no son completamente negros, sino que lentamente dejan escapar energía al espacio exterior durante un extenso periodo de tiempo, por lo que podrían contribuir a preservar la vida inteligente.

Incluso esa evaporación de energía llegaría a su fin y lo que en ese tiempo fuéramos el género humano se extinguiría con ella. No obstante, los astrónomos D. Barrow y Joseph Silk creen que la teoría cuántica deja abierta la posibilidad de que nuestro universo pueda pasar a través de un “túnel” a otro universo. “Donde hay teoría cuántica hay esperanza y nunca podemos estar completamente seguros de que esta muerte térmica tendrá lugar porque no podemos predecir el futuro de un universo mecánico cuántico”. Y concluyen: “En un futuro cuántico infinito todo lo que puede suceder llegará a suceder”.

Si en lugar de expandirse, se contrae, el universo terminará en fuego, no en hielo, y el big crunch lo devorará todo, nada le sobrevivirá. Pero existe un posible escape: abandonar el espacio y el tiempo a través del Hiperespacio.

Teoría del Hiperespacio

Algunos cálculos, basados en la teoría de Kaluza-Klein y de supercuerdas, han demostrado que instantes después de su aparición, nuestro universo tetradimensional se expandió a expensas del universo hexadimensional y, por lo tanto, los destinos últimos de los universos de cuatro y seis dimensiones están ligados. Si esto es así (y hemos de recurrir a un acto de fe ante la complicación del supuesto) nuestro universo gemelo hexadimensional puede expandirse gradualmente a medida que nuestro propio universo tetradimensional colapsa. Instantes antes de que se contraiga hasta la nada, la vida inteligente puede advertir que el otro universo gemelo se está abriendo y encontrar una vía de escape y salvación.

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Michio Kaku

Este viaje entre dimensiones es hoy imposible porque nuestro universo hermano se ha contraído hasta la escala de Planck. Pero, como defiende Michio Kaku, en las etapas finales de un colapso el universo hermano puede abrirse, haciendo otra vez posible el viaje dimensional. Si el universo hermano se expande lo suficiente, la materia y la energía pueden escapar hacia él, proporcionando una puerta de escape a seres inteligentes suficientemente sabios para calcular la dinámica del espacio-tiempo.

La Civilización de Tipo III y la energía de Planck

Pensemos en una civilización que puede contemplar las fantásticas energías en las que el espacio y el tiempo se vuelven inestables, en las que dominan los efectos cuánticos y el espacio-tiempo se vuelve “espumoso”, con pequeñas burbujas y agujeros de gusano. Estamos ante la energía de Planck. Una Civilización del Tipo III podría colonizar nuestra galaxia en cinco millones de años. Las colonias espaciales estarían separadas por inmensas distancias interestelares, incapaces de comunicarse por culpa de la barrera de la luz, pero podría -aventura Freeman Dyson- desarrollar agujeros de gusano que permitieran una comunicación más rápida que la luz a nivel subatómico.

Pero, además de conectar diversos puntos de un mismo Universo, un agujero de gusano puede conectar un nuestro universo con otros. Supongamos que no es factible utilizarlo; entonces, otra posibilidad sería la creación de un universo bebé, una especie de trampilla de escape a otro universo. Se trataría de crear artificialmente un falso vacío y un nuevo universo en el laboratorio, pero el riesgo es que podría acabar convirtiéndose en un agujero negro, camino que en principio hemos desechado. Otra posibilidad es crear un colisionador de átomos enorme o mecanismos de implosión estelares o un motor de curvatura.

Todo es posible pero siempre hay un precio a pagar, así que volvemos a los agujeros de gusano. Imaginemos que los únicos estables tienen dimensiones microscópicas o subatómicas o que un viaje a través de ellos es imposible para los seres humanos. También hay una solución: inyectar la suficiente información al nuevo universo para recrear nuestra civilización al otro lado del agujero de gusano.

Los seres de una civilización avanzada -nosotros dentro de miles de años- podrían decidir alterar su ser y convertirlo en algo que pudiera sobrevivir al arduo viaje hacia atrás en el tiempo o saltar a otro universo, fundiendo carbono con silicio y reduciendo la conciencia a pura información.

Para saber mucho más

Este artículo sobre las posibles vías de escape de un universo moribundo, así como el anterior dedicado a las amenazas de extinción de nuestra especie y nuestro planeta, son una breve sinopsis de libros leídos y de noticias aparecidas en revistas científicas. Pero sobre todo están basados en la obra de Michio Kaku, un físico teórico de la Universidad de Nueva York que tiene un toque especial para la divulgación científica.

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No son libros sencillos porque el tema que aborda nunca puede serlo: la física teórica de finales del siglo XX. Pero ni presenta fórmulas, ecuaciones ni conceptos imposibles de digerir.

Hiperespacio fue el primer libro de Kaku que cayó en mis manos. Se publicó en 1994 y la edición española es de dos años después. En quinientas páginas nos explica la teoría del Hiperespacio, que también lleva los nombres de teoría de Kaluza-Klein y Supergravedad, pero que en su formulación más avanzada se denomina teoría de Supercuerdas. Lo fundamental es su predicción de diez dimensiones: las tres usuales del espacio y una de tiempo, más otras seis también espaciales.

A partir de esta teoría se pretende conseguir la unificación de todas las leyes conocidas de la naturaleza en una sola, la “teoría del todo”. Hasta ahora se han descubierto cuatro fuerzas básicas que mantienen unido al cosmos: la gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Hace un par de semanas, científicos húngaros anunciaron que habían descubierto la quinta: la de la materia oscura. No se ha comprobado aún, pero la noticia ha recorrido el mundo en las primeras páginas de los diarios.

La tercera parte del libro explora la posibilidad de crear un túnel a través del espacio y del tiempo, utilizando las propiedades de los “agujeros de gusano”, que unen partes distantes del espacio y del tiempo. La teoría del Hiperespacio, según las conjeturas de algunos físicos, puede proporcionar la única esperanza de un refugio cuando muera nuestro universo.

La cuarta y última parte trata acerca del nivel tecnológico que sería necesario para que nosotros, sencillos primates evolucionados, podamos convertirnos en ‘Señores del Hiperespacio’.

En una obra posterior, de 2008, ‘Universos paralelos’, Kaku nos cuenta el nacimiento de nuestro universo y el big bang, así como las teorías sobre el multiverso, con sus portales dimensionales, los viajes en el tiempo y los universos cuánticos paralelos. Retoma en la última parte la huida de los hombres justo antes del colapso de nuestro universo, mediante la creación de uno de diseño, y otras especulaciones, que he mencionado al final del artículo.

Todo esto resulta fascinante y supera con creces la imaginación de cualquier novela de ciencia ficción. Y lo mejor es que podría ser cierto.

2 comentarios en “Nosotros, Señores del Hiperespacio

  1. Acabo de volver de vacaciones y leo muy temprano tu reflexión. Y, ahora si, sueño con viajes interestelares frente al latazo de Ryan Air que hemos tenido que soportar. Lo he pasado genial leyéndote. A ver si voy a Madrid y puedo pagarte estos buenos momentos que regalas en tu blog con una cañita.

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